Los depósitos.
Los aborígenes canarios no enterraban a sus muertos sino que los depositaban en espacios en la tierra que se encontraban debidamente aislados de la misma debido a que aborrecían los gusanos considerandolos impuros.
Los depositos de cadáveres datan desde el siglo V al siglo XIX.
Los restos pertenecen a canarios prehispánicos traídos desde Fuerteventura o La Gomera y demás entierros ocultos, de marineros y ateos.
Los cuerpos se hallaban depositados directamente en la cista aunque se han hallado restos vegetales que pueden ser parte de su vestimenta o de una envoltura, sin una orientación constante y adaptándose al terreno.
El estado de la gran mayoría de los huesos es fragmentario, debido a que esta forma de enterramiento permite que los cadáveres estén bien protegidos de las distintas agresiones del medio.



Imágenes propiedad del Centro de Interpretación de la Necrópolis de Arteara