Los expolios. Amenazas para el patrimonio.
Los distintos profesionales que han visitado la Necrópolis para su estudio han hecho mención de uno de los mayores enemigos del patrimonio arqueológico junto con los fenómenos atmosféricos, terresteres o el inevitable tiempo: los expolios.
Rosa Schlueter Caballero para el Museo Canario: “Durante una semana trabajamos en la Necrópolis de Arteara intentando salvar aquello que la mano humana y la fuerte erosión a que se ve sometido el yacimiento habían dejado sin destruir [...] esta destrucción se debía a dos factores fundamentales: por un lado la violación constante a que se ve sometido, y, por otro, a la falta de una protección especial mediante la cual se adjudique un vigilante que cuide el lugar de profanaciones y que, a la vez, informe a quienes lo soliciten de las principales características que conforman el yacimiento”.


Sebastían Jiménez Sanchéz decía en 1942 “Algunos de estos túmulos han sido removidos sin orden ni plan alguno, por los nuevos bárbaros de la cultura, cuyas manos pecadoras en su afán de poner al descubierto el interior de aquellos, por si encontraban “gánigos” o restos humanos, no pararon mientes hasta ver claramente lo que había en el interior. Así se explica el que muchos de estos túmulos unipersonales aparezcan arrasados o terriblemente profanados”.

Rosa Schlueter también relata en su trabajo "La Necrópolis de Artera: una síntesis imposible" como en una ocasión un periodista incosciente que al querer realizar una fotografía intentó reconstruir uno de los muros de una de las estructuras lo que causó un derrumbe que dejó a la vista unos restos que él alteró ocasionando la pérdida de una información muy valiosa.